El uso cotidiano de las tabletas digitales en el aula ha de ser más efectivo que espectacular, aprovechando alguna de las potencialidades de la tableta, pero sin desdeñar otros recursos. Sin estridencias y con total naturalidad las llevan utilizando ya varios meses los alumnos de Rubén en el CEO de Macotera. Nos resume una de sus clases.


Hoy ha sido un día cualquiera en el uso del iPad en clase (prefiero este
nombre al de Tableta, un tanto indigesto por lo genérico). A pesar de
algunas incidencias técnicas anteriores, resulta llamativo lo fácilmente
que se integra el acceso a los recursos virtuales en el aula
presencial. En mi caso, Geografía de 3º ESO, tanto los alumnos como el
profesor nos desenvolvemos con soltura entre el mundo físico y virtual
con el enlace del dispositivo, sobre todo por el acceso a la plataforma Moodle del centro.

Hoy
mismo, por ejemplo, los alumnos han accedido en clase desde su iPad a
las tareas propuestas en el aula virtual, hemos podido comentarlas para
asegurarnos de que todos las comprendían, y acto seguido se han puesto a
trabajar, tanto individualmente como cooperativamente.

La
primera tarea ha consistido en añadir un concepto de los propuestos en
las actividades del libro de texto (dispositivo tradicional igualmente
interactivo y aprovechable) en el «Diccionario colectivo» del aula virtual. Para ello han tenido que buscar información en el libro, libremente por Internet o aprovechando la aplicación Wikipanion.

Una
segunda actividad ha consistido en elaborar un mapa conceptual de un
apartado especialmente teórico y enviarlo al aula virtual o a la carpeta
compartida en Dropbox. Lo de «subir » archivos a Moodle sigue siendo una dificultad, pero no nos vamos a quedar paralizados por ello.

Esto
es solo un ejemplo. Nada espectacular, pero práctico y eficaz. Ah, me
olvidaba añadir que ahora mismo, desde mi casa, puedo empezar a corregir
algunas de las tareas de hoy, y mañana podremos comentarlas en clase.

Un saludo.